Andrés Pascual | El equilibrio del oso, el tigre y el dragón
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El equilibrio del oso, el tigre y el dragón

El equilibrio del oso, el tigre y el dragón

(Extracto de El oso, el tigre y el dragón -Premio Urano 2017 de Crecimiento Personal-)

A Gabriel, el protagonista de la fábula del oso, el tigre y el dragón, se le ha hundido el negocio. No es capaz de mover un dedo, está tirado en un colchón en el taller de su sastrería. Sobre el papel, la solución a sus males sería alimentar a su tigre y ponerse a buscar otro trabajo. Pero aunque consiguiera resolver el ahogo económico, seguiría siendo igual de infeliz. Su oso y su dragón están tan mal alimentados como el tigre. No se ama, por miedo a ser él mismo. Se siente vacío, sin un propósito que dote de sentido a su existencia.

Para alcanzar la plenitud personal necesitamos que nuestros tres animales estén sanos. Los tres.

Lo más probable es que en ti haya un animal dominante. Hay quien es más oso, quien es más tigre, quien es más dragón. Y es cierto que, dependiendo de las diferentes etapas de tu vida, necesitarás alimentar más a uno u otro para reforzar su poder. En la juventud ha de rugir el tigre. En la madurez, un oso descuidado tras décadas de trabajo te reclama más atención. En los momentos de crisis, el dragón ha de volar alto para servir de faro, relativizando tus emociones y acciones y consolidando tu propósito trascendente. Son tus tres poderes y están ahí para que los uses de la forma que mejor te conduzca —en cada momento— a la plenitud personal. Pero para ello necesitas partir del equilibrio que sólo te brindará la buena salud de los tres animales.

Si están alimentados adecuadamente, conviven en paz en sus espacios respectivos. El oso en el calor de la tierra, buscando el abrigo del amor incondicional; el tigre en la superficie, gestionando los recursos; y el dragón en el cielo, tomando distancia. No hay interferencias y cada uno actúa con plena libertad en su espacio.

A Gabriel jamás le habrían doblegado los reveses de su sastrería si hubiera tenido un oso y un dragón sanos, con la certeza de quién era y por qué estaba ahí. Éstos no habrían entrado en lucha con el tigre, que podría haberse dedicado a batallar sin lastres en el día a día para encontrar el qué hacer para solucionar el problema empresarial. Pero, al estar enfermos, se produjo la fatal interferencia. En lugar de resolver las contrariedades desde la razón, Gabriel las convirtió en un asunto del corazón. Los problemas no sólo le ocupaban, le angustiaban, llegando a anularle. Un supuesto que, por desgracia, es tremendamente habitual.

Si te quedas sin trabajo o tu negocio se va a pique, el primer paso ha de ser alimentar a tu tigre y afrontar el problema con sus atributos (valentía, resolución y firmeza) para adaptarte al entorno y buscar el espacio que te corresponde como el ser único que eres. Si tu oso está sano tendrá la certeza de que brillas más allá de tus grietas, de que sigues siendo la misma persona que eras cuando el éxito te acompañaba. Y, sobre esta certeza, el tigre actuará con libertad y eficacia. Pero si tu oso está mal alimentado, saldrá de tu corazón y pasará a ocupar el espacio que habita el guerrero rayado, donde sólo será un estorbo. El equilibrio se habrá roto.

Al tigre le costará mucho más resolver la situación laboral porque estará lastrado por un oso confundido que deambula por su zona de actuación. El tigre sabrá que si estás en horas bajas es porque tu puesto de trabajo ha dejado de existir o los clientes no demandan tu producto; sabrá que tienes que aportar tu talento en otro sitio, incluso que esa circunstancia puede ser una llamada de la vida. Pero el oso enfermo le gruñirá una y otra vez al oído que si te quedas en paro es porque eres un fracasado. Introducirá la zarpa en esa grieta hasta hacerte creer que no vales para nada. Te culpabilizarás, te deprimirás, no te perdonarás, no te aceptarás, dejarás de amarte… y no sólo no serás capaz de resolver el problema laboral, sino que entrarás en una espiral que te hundirá en el mismo pozo en el que se encontraba el protagonista de la fábula.

Ése no eres tú. La ruptura del equilibrio te conduce a una versión distorsionada de ti mismo. Tú eres tus tres animales en paz.

Premio Urano de Crecimiento Personal

 

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