Andrés Pascual | Busca la calma, alimenta a tu dragón
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Busca la calma, alimenta a tu dragón

Busca la calma, alimenta a tu dragón

Esta tarde, tras unas horas de escritura, me he ido de galerías por Central London con mi amigo artista Pacorrosa Cuevas​
Las galerías suelen ser enormes, blancas y casi vacías. Son una especie de Polo Norte. Por eso me gustan. No se trata sólo de admirar arte, también de buscar la calma. Algo que le viene muy bien a nuestro dragón.
El dragón contempla nuestra existencia desde las alturas, dotándola de un propósito que va más allá de las emociones y de las acciones del día a día. Cuando vuela, alcanzamos a ver la vida con la distancia y la perspectiva necesarias para relativizar sus vaivenes, no dejándonos llevar ni por las olas de los éxitos ni por las de los fracasos, y divisar lo verdaderamente importante: tu propósito, aquello que dota de sentido a todo lo demás.
Si el oso nos ofrece un quién (quién somos) y el tigre un qué (qué debemos hacer), el dragón nos revela un porqué.
Y ¿cómo alimentar a tu dragón? ¿Cómo vislumbrar tu propósito? Una fórmula simple (lo cual no quiere decir que sea fácil) es alejarte del ruido y situarte en una posición de quietud de corazón y de mente. Puedes hacerlo a través de la meditación, de la contemplación de la naturaleza, o perdiéndote por un barrio de tu ciudad donde nadie te conozca, sin reloj ni estímulos electrónicos. Date tiempo para estar solo (o, mejor dicho, contigo mismo), recupera la inocencia y ríe como un niño. Asómate a la ventana y abre el foco. Observa los acontecimientos con naturalidad dentro de la película de tu vida, no escena a escena. El dragón se nutre de cada partícula de silencio, porque cuando se aleja del caos amplifica su mirada para que veas más allá de ese caos. La quietud te conecta con un estado de sabiduría natural, no erudita. En ese estado, todo tiene sentido; y, si no lo tiene, sabrás dónde encontrarlo.
Pregúntate ¿por qué? No lo abordes desde la emoción del oso ni desde la razón del tigre, sino desde la intuición. Si puedes formular las preguntas, puedes encontrar las respuestas.

Busca tu porqué, busca tu propósito, ese que da sentido a todo lo demás.

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